La maldición de Mijaíl

Y entonces… el hombre creó a Dios…

Por Martin Pinto.

Mijaíl Ivanov ha viajado, abducido misteriosamente por una luz blanca, al año 1945 y luego, al año 2023, durante seis días. En 2114 es
otra vez trasladado pero ahora al 30.000 años a. C. En este último viaje, cae en manos de Okuku, un cavernícola, que está por asesinarlo.
En el momento en que su vida corre peligro, Mijaíl recuerda que, en la Prehistoria, los hombres creían en algo llamado «dios» o «dioses».
Entonces, se hace pasar por una deidad y adoctrina a la tribu de Okuku. Decide, también, expandir la nueva religión a tribus enemigas.
Crea, de esta manera, la primera gran tribu, compuesta por casi diez mil personas.
Mijaíl se convierte en el hombre más poderoso y adinerado. Utiliza sus conocimientos del Antiguo y Nuevo Testamento, el Corán y los textos budistas. Comparte con sus deudos, su saber sobre astronomía, medicinas preparadas con plantas, y tácticas de combate. Llega a ser el Único Dios para una de las primeras tribus. Años después, desaparece. Deja como legado a sus ciervos el deber de expandir el dominio de tierras hacia la saliente del sol y hacia la puesta del sol, y también hacia los otros dos polos. Les lega, además, los conocimientos sobre cómo deben comportarse en sociedad los cavernícolas, las personas y las civilizaciones, para no crear un desastre cuántico en el futuro. Ese futuro al cual él volverá: el año 2114.
Esta novela está vinculada directa e indirectamente con las otras novelas.